sábado, 18 de junio de 2016

La Cueva del Diablo y Los Corredores del Tepozteco (Tepoztlán, Mor., 23 de mayo de 2016)


Como refrito de La Divina Comedia, en esta excursión descendimos primero a las profundidades del infierno en la Cueva del Diablo, para luego ascender al Paraíso en la cima del Tepozteco.  La diferencia fue que no nos guió Virgilio, como a Dante, sino Sandro.

Ese día hizo un calor particularmente endiablado (¿satánica premonición  o coincidencia?).  Lo incongruente fue que, mientras estuvimos en la Cueva del Diablo, la caminata por  sus numerosos túneles y pasadizos intercomunicados por los que resultaría fácil perderse fue agradable y fresca. Caminamos un buen rato, a tropezones, entre el guano de los murciélagos (vimos algunos) y las rocas húmedas. Hubo hasta un conato de escalada, muy papita la verdad, pero que la obscuridad y las rocas resbaladizas dificultaron, pareciéndonos un nivel XI+.

  

Después de esa visita a los siete círculos del infierno, regresamos al pueblo, y paradójicamente, al subir a Los Corredores, conocimos el calor del averno. Había un sol abrasador que nos atormentó durante todo el ascenso. 
En el trayecto, encontramos a unos policías del pueblo -cosa rara en esas alturas-, que luego luego se apalabraron con nosotros y comenzaron a interrogarnos: 
-"Quiénes son, aónde van, paqué suben el cerro..." 
Sandro salió inmediatamente al quite: -"Hola oficiales, no se preocupen, yo soy de aquí y conozco todas las reglas y les garantizo que las cumpliremos al pie de la letra".
-"Aíjoles, pos... ¿cuáles reglas? ¿Cuándo las pusieron que no nos avisaron en la comandancia?"  
Al final, nos dejaron continuar nuestra excursión.

 Los famosos “corredores” resultaron estar colonizados por borrachos, que probablemente escaparon de alguno de los círculos del infierno, o de alguna cantina del pueblo. Ni siquiera nos sentamos a echarnos unos alipuces con los colonos para disfrutar  el paisaje.  Continuamos directo al “Paraíso”: un mirador situado muy arriba, prácticamente en la cima del cerro. Por fortuna, los dioses se apiadaron de nosotros y se nubló un poco el cielo. Luego de comer ahí, bajamos por la cañada para llegar al pueblo a saborear unas ricas Tepoznieves. 

Al pasar junto al auditorio principal vimos colgada una manta que anunciaba el seminario-conferencia sobre ángeles, extraterrestres, elfos, hadas, duendes, implantes alienígenas, sanación a través del chamanismo y códigos binarios, entre otras cosas, que impartiría Héctor Granados: contactado e investigador, profesor, master reiki, físico cuántico y chamán… tal cual.