Nuestra primera excursión. Por novatos e ingenuos nos tocó el último asiento del autobús, que no estaría tan mal de no ser porque no está fijo al piso; así que nos fuimos dando tumbos hasta que llegamos al lugar, el valle donde está la peña el "León Alado", donde inició una excursión un poco accidentada, debido a que Gastón (guía espiritual y gurú del excursionismo citlaltepeño) tuvo a bien perdernos TRES veces en la neblina... y tres veces regresamos (demostrando que acá no importan tanto los conocimientos técnicos, la orientación o la condición física, sino la perseverancia). Finalmente llegamos a la cima, desde donde se veían las bellas formaciones rocosas que no dejan pasar a cualquiera entre ellas, sobre todo si está sobrado en kilos (de ahí el nombre de "calibradores"). Comimos junto o dentro de una capilla -gran misterio: ¿quién y para qué la construyó AHÍ?- y tuvimos que regresar sin hacer el recorrido entre la base de las rocas, por ir muy retrasados, decisión que casi le costó la vida al buen Gastón, a manos de algunos indignados miembros. Ni modo, será para otra ocasión.
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