A pesar de los rifles de HAIRE y de la SIRCULACIÓN de todo tipo de motos (con ruedas y sin ellas), logramos llegar a la cumbre, tan sólo para encontrarla toda chamuscada (probablemente consecuencia de un incendio provocado por los que pertenecen a la segunda categoría). Aunque la vista del Telapón, el Izta y el Popo era magnífica desde ese lugar, decidimos bajar un poco para comer y después, echamos la flojera... ¡durante más de dos horas, acostados a la sombra de un árbol! (¿te sientes bien Carlos?... te estás alivianando demasiado).
martes, 14 de abril de 2009
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