En ese lugar, Marco rigió el ‘bautizo’ de alta montaña para Penélope, que estuvo a punto de echar a correr pensando que todo era una broma de mal gusto para arrojarle nieve en la cabeza; así que tuvimos que inmovilizarla y atontarla un poco a patadas y pedradas, para que el guía-sumo sacerdote pudiera consumar el solemne acto.
miércoles, 4 de febrero de 2015
San Pedro Tlanixco-Lagunas del Nevado de Toluca (‘In Memoriam’ de Carlos Carsolio). (17 de enero de 2015).
Iniciamos la excursión con la advertencia de ser
una ‘Carsoliada’, es decir, una caminata salvaje, por eso mismo se programó el sábado (y tener el domingo completo para meter los pies en agua caliente y tomar aspirinas, o algo más fuertecito) . A pesar de lo anterior, nunca faltan masoquistas que van a purgar sus pecados al monte; y bajo la tutela de Marco Ríos salimos del pueblo de
Tlanixco, ubicado a 6 Km aproximadamente al sureste del Nevado. Los primeros
kilómetros transcurrieron por un camino ancho de terracería flanqueado con
prados de flores amarillas y la hermosa vista del volcán al fondo. El camino se
transformó en vereda, que ascendío por la cañada del lado Sur y nos llevó
directo al borde del cráter, completamente cubierto de nieve, desde donde
pudimos ver la Laguna de la Luna.
En ese lugar, Marco rigió el ‘bautizo’ de alta montaña para Penélope, que estuvo a punto de echar a correr pensando que todo era una broma de mal gusto para arrojarle nieve en la cabeza; así que tuvimos que inmovilizarla y atontarla un poco a patadas y pedradas, para que el guía-sumo sacerdote pudiera consumar el solemne acto.
Debido a que quedaba sólo como una hora y
media de luz de día, apenas estuvimos 20 minutos en la cima y comenzamos el
descenso lo más rápidamente que pudimos.
La última parte del trayecto la hicimos de noche; comimos tirados en el polvo del camino bajo la luz
de las estrellas; perdimos el camino algunas veces y lo encontramos ‘de puro
churro’ (palabras textuales de Marco), para llegar al camión como a
las diez de la noche, exhaustos, pero felices de haber sobrevivido la
‘Carsoliada’ y visto paisajes tan hermosos. Seguramente, desde el lugar en
donde esté ahora, Carlos estará sonriendo viendo a los pobres excursionistas
novatos que tratan de intentar sus caminatas.
En ese lugar, Marco rigió el ‘bautizo’ de alta montaña para Penélope, que estuvo a punto de echar a correr pensando que todo era una broma de mal gusto para arrojarle nieve en la cabeza; así que tuvimos que inmovilizarla y atontarla un poco a patadas y pedradas, para que el guía-sumo sacerdote pudiera consumar el solemne acto.
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