martes, 23 de diciembre de 2008

Peña Bailadora, Río Frío, Puebla (26 de octubre de 2008)


Iniciamos esta excursión en el pueblo de Río Frío, que cruzamos caminando de un extremo a otro, temblando como gatos acabados de bañar, luego de escuchar las aterradoras historias de robos y asesinatos de excursionistas en esos lares, que hizo a bien contarnos Carlos Arredondo (digo, nomás pa' que nos anduviéramos con tiento). En las afueras del pueblo, encontramos un camino de terracería que recorrimos, subiendo y bajando, siempre con dirección Norte. A nuestra espalda y durante todo el trayecto, pudimos admirar la cabeza del Iztaccíhuatl. Alrededor de dos horas y media después, nos encontramos con las hermosas rocas del cerro Cuescomate que recuerdan pilas de monedas. Subimos el cerro por un lado, hasta encontrar la famosa Peña Bailadora que da la sensación, al incauto que se trepa encima sin saber, de un temblor trepidatorio de 9 grados Richter. Ylma estuvo a punto de perder todos sus bienes terrenales en una apuesta con Daniel, sobre cuál era la movediza roca. Arriba, con una vista magnífica del Iztaccíhuatl al Sur y los cerros Blancos y el Tláloc al Norte, comimos con toda tranquilidad, mientras Gastón esperaba abajo, pastoreando unas vacas. El regreso no tuvo contratiempos y llegamos vivos al autobús, justo al anochecer, para contar otra aventura.

2 comentarios:

  1. me parece muy agradable el blog...soy montañista de corazon y aqui encuentro un reflejo de las vivencias que se dan solo en las montañas....saludos

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    1. ¡Hola David! Me disculpo por no responder antes. Apenas hoy leí tu comentario. Estoy de acuerdo contigo, aólo a los que nos gusta la montaña podemos encontrarle el sentido a narraciones como éstas. Un saludo. Gerardo.

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